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Sevilla árabe o Isbiliya, historia y monumentos

Tras el periodo en el que Sevilla fue romana, la ciudad estuvo gobernada por los visigodos hasta que en el año 721 la ciudad pasa a manos árabes, conquistada por Musa ibn Nusayr. La Sevilla árabe pasó a llamarse Isbiliya y paso a convertirse en una de las ciudades más importantes de Al-Andalus, viviendo una gran transformación.
Historia de la Sevilla árabe
Sevilla árabe en época Califal
Dentro de la época árabe que vivió Sevilla y el resto de la península, existen varios periodos distintos. El primero es el del Califato de Córdoba, que fue donde los árabes establecieron su primera capital. Fue un gran momento de crecimiento de la ciudad, tanto económica como culturalmente. Una prueba es la gran cantidad de mezquitas que se construyeron en la ciudad, de las cuales aun se conservan algunos alminares, como los de las iglesias de San Marcos, San Andrés o San Gil, que se convirtieron en campanarios tras la reconquista.

Reino Taifa de Sevilla
El Califato de Córdoba terminó a principios del siglo XI, dividiéndose en los Reinos de Taifas, siendo el de Isbiliya uno de los que tenían más poder. Dentro de este periodo destaca el reinado de Al Mutamid, que convirtió la ciudad en uno de los principales centros culturales de la época. Eran gran cantidad de artistas, poetas y músicos los que visitaban la ciudad o directamente vivian en ella.
Almorávides en Sevilla
La prosperidad del reino taifa de Isbiliya no fue duradera. Ante la expansión del rey castellano Alfonso VI, los reinos de Badajoz, Granada y por supuesto Isbiliya, pidieron ayuda a los almorávides, árabes bereber del norte de África.

Los almorávides no sólo derrotaron a Alfonso VI, si no que aprovecharon para hacerse con el control de Isbiliya en 1091. Tras desterrar a Al Mutamid, se inició un nuevo periodo árabe en la ciudad caracterizado por una rigidez religiosa extrema, además de una intolerancia social que provocó un gran descontento en la población.
Esta situación, unida las frecuentes incursiones de los castellanos y al éxodo de los mudéjares hacia el norte, facilitó la llegada de los almohades en 1146.
El esplendor de la Sevilla árabe
Los almohades también provenían del norte de África, y fueron quienes establecieron Isbiliya como capital de Al-Andalus. Bajo su dominio, la ciudad vivió una épica de prosperidad y estabilidad, que trajo consigo la construcción de grandes monumentos.
Por un lado los alcázares, el germen de lo que hoy es el Real Alcázar de la ciudad. Por otro lado mezquitas, siendo la Mezquita Mayor la más importante de todas. Esta fue la que más tarde se utilizó de base para la Catedral de Sevilla. También se construyeron grandes monumentos como la Giralda o la Torre del Oro.
Otro de las grandes aportaciones fue el Puente de Barcas, que unió la ciudad con el Barrio de Triana. Este «puente» facilitó la comunicación y el comercio, y estuvo en uso hasta la construcción del Puente de Isabel II (Puente de Triana) en el siglo XIX. Además, el estilo de construcción árabe con sus arcos de herradura, los azulejos y los elementos decorativos pueden verse en muchos lugares de Sevilla.

Tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y la victoria de los cristianos, el imperio almohade en su conjunto empezó a mostrar su declive. La ciudad resistió varios años hasta la Reconquista Cristiana de 1248, poniendo así fin a la Sevilla árabe.
Sevilla no se entendería hoy en día sin el legado de los árabes en la ciudad. Si quieres aprender más sobre su historia, te recomendamos las visitas guiadas a pie incluidas en nuestro pack Golden de turismo en Sevilla, ¡te esperamos!